Relatos de “El Arte del Duelo”

 

por Shawn Carman

 

Traducción de Mori Saiseki

 

 

         El sol se elevó sobre el Castillo del Roble Pálido, asomándose sobre las lejanas cúpulas de los árboles del este. La luz era cálida, pero poco hacía para disipar el frío que allí hacía. Siempre hacía frío en esta región de las posesiones Asako, fuese cual fuese la estación. Shiba Emiri solo llevaba aquí unas pocas semanas, pero ya amaba el lugar por lo fresco que era el aire de la mañana. La vigorizaba, y a ella le gustaba levantarse con el sol para disfrutarlo lo más posible. Pero esta mañana, poco tenía de que disfrutar.

         La joven samurai-ko Fénix de levantó de donde estaba arrodillada en el altar. Era solo uno de los muchos altares que salpicaban el majestuoso paisaje alrededor del Castillo del Roble Pálido. Llevaba allí varias horas, habiéndose despertado mucho antes del amanecer para prepararse para la rigurosa prueba que hoy tendría.

         Hoy, podría morir.

         En verdad, Emiri no temía verdaderamente a la muerte. Había visto demasiado dolor y sufrimiento en su relativamente corta vida, por lo que se imaginaba que la exoneración de la muerte podría ser una bienvenida exoneración de su viaje. No, no era temor a la muerte, si no al fracaso lo que la preocupaba. El fracaso era el pecado más horroroso imaginable, y ella ya había llevado esa carga durante demasiado tiempo.

         “Emiri-san,” dijo una voz, calladamente. “No debes detenerte en el pasado.”

         Emiri miró a los tranquilos rasgos del monje que había conocido durante el tiempo que había estado en el castillo. “Eso es algo fácil de decir, Sutubo-san,” dijo ella. “No es tan simple hacerlo.”

         “No caíste en la Lluvia de Sangre,” dijo suavemente Sutubo. “No le fallaste al que estaba a tu cargo. Le protegiste de todo excepto de si mismo. Contra la oscuridad de su espíritu, tu espada no tenía oportunidad alguna. La falta nunca fue tuya.”

         Emiri asintió. Tres años atrás, ella había sido una yojimbo asignada al shugenja llamado Isawa Nodotai. Él había sido su amigo así como la persona de la que debía cuidar, y ella pensaba que le conocía profundamente. Pero cuando un antiguo ritual ejecutado por el hechicero de sangre más poderoso en toda la historia creó una mística lluvia de sangre, ella había visto como surgía el verdadero Nodotai. La lluvia había corrompido su espíritu, aflorando cada pensamiento y ansia maligna que poseía. Él se volvió loco, como muchos otros, y la Ciudad del Recuerdo casi ardió totalmente. Ella había sido su yojimbo, y en su mente, ella había fracasado. Ella había pasado los años transcurridos desde entonces en un monasterio, intentando aceptar lo que había pasado.

         “Concéntrate solo en el día de hoy,” insistió el monje. “Dime lo que pasará.”

         “Muy bien,” dijo Emiri. “Hoy, defenderé a un cortesano Asako en el asunto de su disputa con un miembro de la delegación del embajador Escorpión. Haré un duelo con el campeón designado por el ofendido para determinar quien tiene razón.”

         Sutubo se rió. “Yo fui un campesino, hace toda una vida. Debo admitir que tras décadas de introspección, el concepto de los duelos me sigue pareciendo bastante extraño. ¿Me puedes repetir cómo sirve para resolver disputas?”

         “Es un ejercicio de pureza,” explicó Emiri, como recitando un texto que su sensei la hubiese obligado a memorizar. “Pureza de espíritu, pureza de cuerpo, y pureza de propósito. Un espíritu puro y un cuerpo puro fortalecen al samurai en su tarea. Pureza de propósito invita a los ancestros a darle fuerza, para que pueda demostrar el honor de su Familia y Clan. Así ah sido desde que descendieron los Kami.”

         “En absoluto quisiera poner en cuestión a los Kami,” dijo el monje. “Háblame de tu oponente.”

         Emiri frunció el ceño. “Poco sé de él. Se llama Bayushi Yumita, aunque en algunos círculos es llamado simplemente el Escorpión Negro debido a su armadura. Es negra, sin adornos, y está tan pulida que casi parece un espejo. Nunca habla a no ser que directamente le pregunte alguien de un rango superior. Se dice que ha matado a más de una docena de duelistas.”

         “¿Es un duelo a muerte?”

         “Por supuesto que no,” dijo ella. “Es un duelo a primera sangre. Pero admito que no estoy seguro respecto a lo digno de confianza que sea Yumita respecto a esa restricción. ¿Me matará? Quizás lo intente. Pero no temo a la muerte.”

         “Temes el fracaso.” Aparentemente, Subuto podía leer sus pensamientos.

         “Temo antipatía que habrá entre el Fénix y el Escorpión si yo fracaso,” admitió. “Si Yumita vence, y me quita la vida como sospecho que desea, habrá graves dificultades entre nuestros Clanes. No podemos permitirnos otro conflicto tan seguido a nuestra guerra con los Mantis.”

         Subuto sopesó sus palabras. “¿Desea el Escorpión ese conflicto?”

         “¿Quién lo puede decir tratándose del Escorpión?” Preguntó ella. “Solo hay una forma de asegurarse.”

         “Entonces solo hay un posible resultado.”

         “¿Y cuál es ese?”

         “Debes ganar,” dijo simplemente Subuto. “Tu acero debe ganar el duelo.”

         Emiri levantó una ceja. “¿Eso es todo? Que tonta he sido.”

         El sol de la mañana aún estaba en su camino al centro del cielo cuando los dos oponentes se enfrentaron en el patio del Castillo del Roble Pálido. De repente, Emiri sintió como su mente se aclaraba tras sus meditaciones y su conversación con el monje. Recordó sus obligaciones, y se concentró en ello. Los recuerdos que la habían perseguido hasta hacía unos momentos habían desaparecido. Había aprendido de ellos, y los había apartado hacia un lado — esperaba que para siempre.

         Bayushi Yumita, el Escorpión Negro, adoptó su postura frente a ella. Como esperaba, él no dijo nada. Su armadura brillaba bajo el sol de la mañana, tan relucientemente como para cegarla (un efecto intencionado, por supuesto), y por eso ella se concentró en su sombra. Ella pudo ver cada movimiento de él al observar la sombra moverse lentamente por el suelo. Pudo observar cada respiración, cada pequeño movimiento. Y por ello cuando él cometió su error, cuando modificó su postura casi imperceptiblemente para crear una ocasión, ella estaba preparada.

         Shiba Emiri desenvainó su espada con un espíritu puro, una mente pura, y un propósito puro.

 

           

Duelos Famosos

 

Kakita contra Mirumoto Hojasu

 

            El segundo duelo entre Kakita y Mirumoto Hojatsu es muy posiblemente el duelo más famoso en la historia de Rokugan. Kakita fundó la técnica Grulla de duelos, y Mirumoto Hojatsu, el hijo adoptivo de Mirumoto, era el heredero del estilo de dos espadas de su padrastro tras la muerte del Trueno en las Tierras Sombrías. Las constantes discusiones sobre que estilo tenía una técnica superior solo se podía resolver enfrentándose directamente los dos maestros de las escuelas rivales.

            El primer duelo solo alimentó el debate. El propio Emperador pidió a los dos maestros que se enfrentasen en duelo en su cuarenta cumpleaños para acabar de una vez por todas con las discusiones. Kakita y Hojatsu accedieron y adoptaron sus posturas. Se quedaron completamente inmóviles mientras esperaban, concentrándose en el próximo movimiento de su rival. El duelo acabó sin conclusión alguna. Ambos salieron del enfrentamiento inclinándose respetuosamente ante el otro. Los dos duelistas estaban tan igualados que ninguno podía moverse sin perecer bajo la espada de su oponente.

            Muchos años después llegó la oportunidad de un segundo duelo. La mayor debilidad de Mirumoto Hojatsu era su temperamento. Escuchó que Kakita estaba liderando a un ejército Grulla hacia tierras Dragón para acabar con una disputa territorial entre los Mirumoto y los Fénix. Esto entraba dentro de los poderes de Kakita como Campeón Esmeralda, pero Hojatsu lo entendió como un insulto a su honor. Salió a enfrentarse con los Grulla con solo su guardia personal. Kakita y Hojatsu se encontraron en el campo de batalla, y Hojatsu retó al maestro de iaijutsu a un duelo.

            Se concentraron, pero este duelo no fue una repetición del primero. Hojatsu entró en acción, desenvainando su katana rápido como un rayo. Kakita le imitó solo un instante después con su único golpe. La hoja de Hojatsu penetró el cuerpo de Kakita y le hirió mortalmente. El ataque de kakita alcanzó su objetivo y Hojatsu cayó, su garganta cortada en dos. Kakita sabía que el ataque de Hojatsu estaba derramando su sangre vital en el campo de batalla. Para honrar a su caído oponente, el Grulla tomó la katana de Hojatsu y se quitó su propia vida.

            Irónicamente, el duelo no acabó con el debate. Los Grulla argumentan que el ataque de Kakita le declaró vencedor, ya que mató a Hojatsu con un solo golpe. Los Dragón argumentan que el golpe de Hojatsu fue igual de mortífero, ya que Kakita no habría abandonado vivo el duelo. Este duelo es a menudo centro de debates y se muestra en cientos de obras de teatro y poemas.

 

           

Kitsuki Hideo contra Bayushi Shen

 

            Kitsuki Hideo fue uno de los primeros en jurar fidelidad a la senda Kitsuki. Sirvió como diplomático Dragón en tierras Cangrejo como Mirumoto Hideo antes de jurar fidelidad a los Kitsuki. Ansiosamente aprendió los nuevos estilos y los adaptó a sus propias experiencias en la corte. Cuando Kitsuki decidió adaptar su técnica al mundo de las cortes, se apoyó fuertemente en la experiencia de Hideo.

            Muy poco tiempo después de la creación de las técnicas cortesanas Kitsuki, Hideo fue a la Corte de Invierno y a Kyuden Bayushi como uno de los representantes Dragón. Ayudó a poner a prueba las nuevas habilidades en ese entorno y las encontró adecuadas. Pero sus experimentos se vieron interrumpidos cuando Bayushi Shen le retó a una partida de shoji. Debido a la habilidosa maestría que mostró Shen en la conversación entre ambos, Hideo no pudo rechazar educadamente el reto.

            Shen era uno de los mejores jugadores de shoji de su generación. Solo había perdido un puñado de partidas tras unas pocas décadas de servicio. Era uno de los cortesanos más respetados del Imperio, quizás solo algo menos respetado que el propio Canciller. Shen empezó la partida, preocupado por las posibles habilidades ocultas de Hideo, pero confiando en su inevitable victoria. Empezó su habitual asalto psicológico, importunando a Hideo en cuanto acabó su primer turno.

            Hideo ignoró totalmente al ataque psicológico de Shen, solo respondiendo educadamente, como si no pudiese entender las puyas del Escorpión. Cuidadosamente orquestó cada movimiento, manteniendo su sangre fría y su ritmo de juego. Veía los planes de Shen en cuanto este los empezaba y los contrarrestaba. Shen encontró enervante el estilo de Hideo, ya que ninguno de sus movimientos parecía tener impacto en el tablero de juego. Jugó con mayor imprudencia de lo que lo había hecho en años par poder penetrar la fuerte defensa del Dragón. No se dio cuenta de cómo Hideo lentamente montaba su propio ataque. En tres repentinos movimientos, Hideo capturó el rey de Shen.

            Los que no son del Clan Dragón recuerdan esta partida como una demostración de la tenacidad del Dragón. El misterioso Clan es muy hábil en estos asuntos, aunque pueda parecer que no comprenden las reglas del resto del Imperio.

 

           

Isawa Taeruko contra Tamori Shaitung

 

            Tamori Shaitung e Isawa Taeruko se despreciaban desde el final de la Guerra de los Espíritus. El padre de Shaitung fue el responsable de la muerte de la hija de Taeruko durante dicha guerra. Por su asociación con el traidor, Taeruko despreciaba a la nueva Daimyo. Después de que ambas entrecruzasen acaloradas palabras en la Corte de Invierno, el desprecio se convirtió en odio mutuo.

            Pero como eran poderosas personalidades en los Clanes Dragón y Fénix, no podían entregarse a sus deseos y luchar entre si. Una pelea entre ambas significaría una guerra entre los dos Clanes, con innumerables vidas perdidas solo debidas a su enemistad personal. Las dos poderosas shugenja mantuvieron a raya sus emociones, solo metiéndose con la otra cuando se encontraban en la corte.

            Finalmente, las dos se encontraron en la Corte de Invierno, y se enfrentaron en una partida de taryu-jiai para ayudar a que pasase el tiempo. Estuvieron de acuerdo en usar avatares elementales como representantes en su duelo. Ambas sabían que podían dar rienda suelta a sus frustraciones sin derramar la sangre de la otra, y sin causar una guerra entre sus Clanes. Taeruko creó un golem de tierra como su representante, y Shaitung eligió un espíritu de fuego

            El espíritu envolvió al golem de Teruko con ardientes y bailarinas llamas. El golem ignoró el infierno y empezó su marcha inexorable hacia el espíritu. Shaitung hizo que su campeón bailase alrededor de los lentos movimientos de Taeruko, golpeándolo con llamas. De repente, el golem se deslizó tan rápidamente por el suelo que parecía que se había teleportado a través de la tierra. Agarró al espíritu y lo aplastó contra el suelo.

            Los espectadores no se sorprendieron por el resultado del duelo. Después de todo, Taeruko era una Maestra Elemental y la shugenja de Tierra más poderosa del imperio, y Shaitung era solo una joven. Tras el duelo, Shaitung juró fortalecer sus poderes y vencer a su enemigo. Por el contrario, Taeruko salió del duelo subestimando los dones de su enemiga, que los consideraba muy flojos. Su errónea consideración del poder de Shaitung solo hizo que subestimase a la Daimyo Tamori cuando se volvieron a enfrentar en el campo de batalla.

 

           

Suana contra Ikoma Gunjin

 

            Durante la Guerra de los Clanes y los años anteriores a la Batalla de la Puerta del Olvido, dos hombres muy diferentes entre si crecieron juntos y forjaron una cercana, aunque extraña amistad. Suana era un famoso Acólito del Agua de la Hermandad de Shinsei cuando la Hermandad se vio forzada a plantarse y luchar por sus creencias. Residía en el templo al que fue desterrado Akodo Toturi antes de ser Campeón de Clan. Los dos se conocieron y Suana llegó a apreciar las discusiones filosóficas con este hombre contemplativo y extraordinario que con el tiempo se convertiría en el Emperador de Rokugan. La educación León de Toturi moldeó sus pensamientos en formas que Suana nunca se habría esperado. Eventualmente Toturi regresó al mundo, hacia algo que la historia ha documentado bien.

            Pero a Suana se le dio oportunidad de retomar la filosofía cuando otro distinguido guerrero León llegó a su templo. Ikoma Gunjin era un veterano de guerra, un viejo táctico que se debió haber retirado antes del Segundo Día del Trueno, pero continuó más allá de su momento para servir a su Clan. Estos dos muy diferentes hombres discutieron muchas cosas sobre el honor, el Bushido, el deber, y todo lo demás. Durante sus encuentros, jugaron muchas partidas de go mientras intercambiaban ideas.

            Suana e Ikoma Gunjin eran igual de fuertes en el go y a menudo usaban nuevas e innovadores tácticas para intentar quitarle al otro su ritmo. Jugaban la mayoría de sus partidas en una pequeña casa de té cercana a Kyuden Ikoma. Varios meses antes de la Batalla de la Puerta del Olvido, Suana e Ikoma Gunjin se enzarzaron en una batalla especialmente fiera. Tenían unas fuerzas parejas, y se habían quedado en un impasse. Aunque la batalla se hubiese resuelto si hubiese seguido hasta su conclusión, ambos decidieron dejar la partida como estaba y terminarla la próxima vez que se viesen.

            Desafortunadamente, tanto Suana como Ikoma Gunjin cayeron en la batalla antes de poder reunirse. El dueño de la casa de té ha dejado hasta nuestros días la partida en su estado inacabado, en honor a ambos.

 

           

Akodo Ketto contra Doji Ikuyo

 

            Durante el Siglo 6, Akodo Ketto era uno de los samuráis más admirados del Imperio. Tenía una merecida reputación de ser un táctico brillante, de tener un alma amable y gentil, y de ser también un espadachín sin igual. Ayudó a desarrollar varias de las katas avanzadas que aún se enseñan a los Santos-Espadas León. Sus relucientes éxitos contra varias incursiones menores Yobanjin y en un asalto a un castillo Escorpión ayudaron a elevar rápidamente su estrella en el cuerpo de oficiales de los ejércitos León. Solo era cuestión de tiempo que llamase la atención del Emperador, Hantei XVI.

            Muy pronto, el Emperador hizo llamar a Ketto a Otosan Uchi y le dio mando en las Legiones Imperiales. Pero cuando le ordenaron exterminar una aldea de pescadores en tierras Grulla porque se había retrasado unos días en sus impuestos anuales, Ketto no pudo acceder a cumplir con su tarea y aún así seguir llamándose un samurai honorable.

            Cuando Ketto y los Legionarios llegaron a la aldea, un puñado de samuráis Grulla les esperaban. Los Grulla se tendieron en el suelo y rogaron que se perdonase a los campesinos. Ketto estaba de acuerdo con ellos que la orden era demasiado rígida y no correspondía al crimen cometido. Pero la orden del Emperador estaba clara. La aldea debía ser borrada del mapa.

            Cuando Ketto rehusó cambiar de opinión, una joven llamada Doji Ikuyo retó a un duelo a Ketto sobre la cuestión. Ketto no estaba legalmente obligado a aceptar el duelo, pero vio en el una forma de salir del apuro. Desmontó, y los dos adoptaron sus posturas. Durante un largo rato se quedaron quietos, y luego ambos se movieron simultáneamente. Ketto atacó antes de que Ikuyo pudiese desenvainar su espada más allá de la mitad de su saya. Pero su mano estaba vacía – su espada descansaba en su costado. Ketto cayó bajo la espada de Ikuyo con una mirada de paz iluminando su cara.

            Doji Ikuyo fue arrestada y condenada a una vulgar ejecución por participar en un duelo ilegal y obstruir la justicia del Emperador. Pero antes de que pudiese tener lugar su castigo, Hantei XVI fue destronado y asesinado por sus propios sirvientes. Ella fue perdonada por el nuevo Emperador. Hoy en día, aunque Doji Ikuyo sobrevivió, se considera a Akodo Ketto el verdadero ganador de ese famoso duelo. Su ataque es recordado por muchos eruditos como el “Golpe Perfecto.”

 

           

Ikoma Hitotsu contra Ikoma Hari

 

            Los Ikoma son libres para expresar sus emociones en público sin ignominia, y muchos omoidasu deciden obtener ventaja de este derecho. Se ríen alegremente y lloran sin vergüenza cuando lo pide la situación. Un juego popular entre los omoidasu es ver quien puede contar el relato más entretenido y extraño, usando las fuentes que el omoidasu ha reunido durante su vida.

            Ikoma Hitotsu e Ikoma Hari eran hermanos, y solo se llevaban un año entre ellos. Aunque sus obligaciones les llevaron en direcciones diferentes, permanecieron unidos. Hitotsu servía en el séquito de Matsu Tishi, un conocido y exitoso general León. Hari servía como diplomático en tierras Fénix. De adultos, los dos hermanos apenas tenían oportunidades de verse, pero cuando ambos estaban en Kyuden Ikoma, frecuentaban juntos una casa de sake.

            Durante una de sus reuniones, Hitotsu y Hari se retaron a ver quien podía entretener mejor a los allí presentes. Hari empezó. Se puso en pie y de un fuerte grito llamó la atención de todos los que estaban en el edificio. Muy pronto empezó a contar una impúdica historia sobre sus retozos con una bella cortesana Fénix, metiendo en el relato gran variedad de elementos que garantizaban divertir a una audiencia León: torpes duelistas Grulla, amantes dispuestas, y un guardia entrometido que no pudo detener sus aventuras. El relato de Hari tenía a todos expectantes, y cuando terminó la audiencia clamó pidiendo más.

            Hitotsu, al contrario, se levantó despacio de su asiento, con gran dignidad. Uno a uno el grupo se calló, afectados por sus ademanes de la realeza. Hitotsu empezó su relato con voz suave que a pesar de todo conseguía llenar la habitación. Era una simple historia sobre el honor, la verdad, y la justicia. El héroe de la historia era agraviado una y otra vez, pero encontraba la fuerza para perseverar en su fé en el Bushido. Descubrió que un hombre era la fuente de su mala fortuna y consiguió averiguar que estaba en la misma Ciudad Imperial. Cuando se enteró que su oponente era miembro de una Familia Imperial, le mató en un duelo. Y mientras la sangre de su enemigo se derramaba en la nieve entre ambos, cometió seppuku para que las repercusiones de su venganza no cayesen sobre el Clan León. Su poema de muerte fue simple pero elegante, y al repetirlo a todos los presentes se les humedecieron sus ojos.

            La audiencia se había divertido con el relato de Hari. Se habían quedado totalmente absortos con el relato de Hitotsu. El vencedor estaba claro. Los dos hermanos decidieron volverse a encontrar en el aniversario del duelo de relatos para la revancha. Hari juró a su hermano que encontraría una historia que sería superior a cualquier cosa que pudiese encontrar su hermano mayor. Hitotsu solo le sonrió. Pocos meses tras el duelo, Hari cayó ante la espada de un duelista Fénix que buscaba limpiar su honor de los engaños de su esposa con el Ikoma. Pocos días tras el duelo de Hari, Hitotsu cayó en la línea de batalla, protegiendo a su señor Tishi de unos asesinos ronin. Los hermanos nunca más se retarían, pero el amor que tenían entre si y su amor por los relatos aún es recordado en esa pequeña casa de sake de Kyuden Ikoma, que conmemora la noche en que dos samuráis León mantuvieron totalmente absorta a su audiencia.

 

           

Tsuruchi contra Ton

 

            La leyenda cuenta que fue el propio Tsuruchi el que participó en el primer duelo de arqueros que fue un verdadero combate personal en vez de una simple prueba de habilidad con arco. La versión más normal del duelo proclama que tuvo lugar poco tiempo después de la traición que envió a Tsuruchi en una sanguinaria campaña de venganza contra los samuráis de los Clanes León y Escorpión. Se dice que, mientras Tsuruchi planeaba las peligrosas incursiones que le permitirían conseguir aquello que había pertenecido legalmente a sus padres, Ton, uno de sus lugartenientes y en el que más confiaba, rehusó participar en ello. Ton incluso llegó a decir que Tsuruchi se había vuelto loco, que los espíritus de la venganza y del ansia de sangre se habían apoderado de él, y que nadie en su sano juicio le seguiría en una aventura que les llevaría a la muerte. Tsuruchi, que no podía perder ni un solo hombre, quedó preocupado de que algunos de sus guerreros bajo su mando se unirían a Ton y le abandonaría.

            Tan pronto como su lugarteniente estuvo públicamente en desacuerdo con su plan, los guerreros bajo el mando de Tsuruchi empezaron a poner en duda la sabiduría de su señor. Tsuruchi quería resolver rápidamente el asunto, y así cortar de raíz mientras era incipiente, pero necesitaba esperar al momento oportuno. Un día, Ton le dio esa oportunidad cuando se enfrentó a Tsuruchi en su propia casa, ante gran parte de sus hombres más leales. En vez de escuchar los razonados argumentos de su señor, Ton audazmente le retó a un duelo. Tsuruchi estaba listo para enfrentarse a su enemigo allí mismo, pero sabía cuanto pesaría el resultado del duelo en el éxito de su plan – más específicamente, su enfrentamiento determinaría cuantos guerreros permanecerían bajo su control. Tsuruchi dijo a Ton que eligiese el arma que prefiriese para enfrentarse a él, y declaró que un duelo formal entre ambos decidiría el asunto de una vez por todas. Si perdía Tsuruchi, daría a Ton, y a cualquier otro, libertad para marcharse. Pero si él ganaba, Ton nunca más volvería a hablar del asunto y le seguiría sirviendo sin cuestionarle.

            Ton accedió a esos términos y, al ser él también un maestro arquero, decidió enfrentarse a su señor con arco y flecha. Pero los duelistas no participarían en una típica competición de arqueros, donde ambos competidores disparan flechas a un objetivo lejano para comprobar quien es el mejor. En vez de eso se enfrentarían entre si en los extremos de un círculo de 20 metros, con solo su arco y un puñado de flechas a su disposición. El primero que hiriese al otro sería declarado vencedor. El ritual se parecía así a un duelo tradicional de iaijutsu en el sentido de que los duelistas se enfrentarían entre si en un espacio cerrado. El enfrentamiento también sería a primera sangre, ya que ambos, a pesar de su desacuerdo, seguían considerando la vida del otro tan importante como la suya propia.

            Ante una multitud de unos cuantos cientos de bushi leales a Tsuruchi, ambos hombres entraron en el área del duelo y se pusieron frente a frente. Ton disparó primero, pero Tsuruchi esquivó la flecha de su enemigo, y con la velocidad de un rayo corrió hacia su enemigo, sacó una flecha de su carcaj que usó como arma corta, dando un corte a Ton en la mejilla. Sorprendido y asombrado ante la velocidad con la que se había movido su señor, Ton concedió y reafirmó su lealtad como samurai de su señor. Así, Tsuruchi ganó el duelo sin siquiera disparar una vez a Ton. En la campaña que siguió al duelo, la ayuda de Ton fue crucial para ayudar a Tsuruchi a reposeer las tierras que les habían sido robadas a sus padres por los León y Escorpión. Sin este primer duelo formal de arqueros entre Ton y su señor, Tsuruchi nunca habría tenido las fuerzas suficientes para empezar su campaña, y por ello el Clan Avispa posiblemente nunca hubiese existido.

 

           

Shinjo Zhenyo contra Akodo Rikimaru

 

            El duelo entre Shinjo Zhenyo, yojimbo del primer cortesano Unicornio enviado a la Corte Imperial, y Akodo Rikimaru estableció muchos de los prejuicios y estereotipos del Clan Unicornio. Tras su regreso a Rokugan, los Unicornio se encontraron que no les eran familiares las costumbres de su antiguo hogar. Durante su ausencia, la Corte Imperial se había vuelto un salvaje campo de batalla del doble sentido y acusaciones, ya que los Grandes Clanes continuamente luchaban por sacar ventaja a los demás. Los embajadores Ide se habían acostumbrado a ser directos y hablar sin tapujos en sus viajes. Esta estrategia era totalmente contraria a las costumbres Rokuganis de envolver cada palabra con ocultos sentidos. Un duelo para discernir un desacuerdo entre un Unicornio y un representante de otro Clan era inevitable, y un León tradicionalista fue el primer en retar a los recién llegados. Los yojimbo de ambos cortesanos, Shinjo Zhenyo y Akodo Rikimaru, salieron fuera para resolver el asunto.

            La mayoría de los duelos en la Corte Imperial se resolvían con el iaijutsu. Pero cuando Zhenyo y Rikimaru se prepararon para su duelo, Zhenyo desenvainó su katana y la sostuvo en su habitual postura de combate. Rikimaru respondió burlándose, preguntando si el bárbaro Unicornio no podía actuar alguna vez de forma civilizada. La abrupta respuesta de Zhenyo resumió la postura de los Unicornio sobre el iaijutsu: “¿Por qué me pides que empiece un combate sin estar preparado? El deber de un guerrero es matar. Pedir a un guerrero que empiece sin estar preparado en una pelea contra otro guerrero es sencillamente una estupidez.”

            El duelo kenjutsu fue una extraña experiencia para ambos samuráis. Ambos se enfrentaban a estilos y posturas extrañas y tuvieron que adaptarse a tácticas nunca antes vistas. Al final, Rikimaru se giró hacia un lado y cortó el cuello de Zhenyo. Al mismo tiempo, Zhenyo golpeó a Rikimaru. El León dio un tajo en el cuello del Unicornio, y la espada de Zhenyo rasgó la pierna del León.

             Pero en su muerte, Zhenyo se ganó el respeto de Rikimaru por su tenacidad en la batalla. Por ese respeto, Rikimaru decidió no volverse a enfrentar a nadie en un duelo. Obtuvo permiso de su daimyo para retirarse a un monasterio. Sus escritos sobre la naturaleza del Clan Unicornio y los Grandes Clanes se publicaron tras su muerte. Las Palabras de Rikimaru, como se llama el libro, se considera una extraña joya de la literatura León.

 

           

Moto Chai contra Otaku Tsumi

 

            Los logros de monta a caballo son tan, o más, valorados entre los samuráis del Clan Unicornio que los logros marciales. Por esta razón, la estrella de Moto Chai se elevó rápidamente durante el Siglo VII. Era un muy buen explorador y guerrero, mostrando su valía en multitud de combates. También mostró su gran amor por los caballos y tenía una mayor conexión con su caballo que la mayoría de los demás Unicornio. Era un hombre humilde y amable y dejaba que sus acciones mostrasen su valía.

            Chai demostró ser uno de los mejores jinetes del Clan Unicornio en uno de los primeros duelos Ma-Do que tuvieron lugar. El Clan Unicornio se reunió con sus vecinos gaijin para celebrar el décimo aniversario de su primera alianza. Los mejores jinetes de cada facción montaron ante una multitud que se contaban por miles. Al final, Moto Chai y Otaku Tsumi fueron elegidos los finalistas. Tsumi asombró a la multitud haciendo equilibrios con una mano sobre la silla de montar mientras cabalgaba a toda velocidad. Cuando le llegó el turno a Chai, se ganó el aplauso unánime cuando cabalgó a toda velocidad montando entre las patas de su caballo. Mantuvo esa postura solo dando vueltas a los estribos alrededor de su pierna mientras se agarraba con las riendas. Al ver su técnica, Tsumi concedió de buena gana la victoria a Chai.

            Chai acabó adaptando sus técnicas para su uso militar. Hoy en día, Moto Chai es recordado por el maestro indiscutido del Ma-Do.

 

           

Iuchi Karasu contra Horiuchi Shoan

 

            Iuchi Karasu y Horiuchi Shoan fueron grandes héroes del Clan Unicornio durante los tumultuosos años antes y después del Segundo Día del Trueno. Aún se recuerda a Horiuchi Shoan por su amabilidad y por establecer la familia shugenja Horiuchi. Iuchi Karasu, el Doomseeker, es recordado por ser un peligroso héroe que silenciosamente hizo todo lo que necesitaba hacer para ayudar al Clan. Horiuchi Shoan era alumna de la Hoja Flotante en su juventud. Durante una de las paradas de la escuela en Shiro Iuchi se encontró con un joven Iuchi Karasu, que aún no soportaba las tragedias que yacían en su futuro. Aunque Karasu era mayor que la alegre chica, los dos se convirtieron en buenos amigos. Durante el tercer día de su amistad, Iuchi Karasu retó a Shoan a un duelo de Enfrentarse al Viento.

            Empezaron cabalgando lejos de la ciudad. Karasu ganó inmediatamente el liderato al hacer Tempestad de Aire sobre su oponente, desorientando a su caballo y casi haciendo que se cayese de el. Pero Shoan se recuperó rápidamente y ganó algo de tiempo con un simple Invocar. Hizo que kamis de fuego bailasen ante el caballo de Karasu. Este controló con facilidad su caballo a pesar de la distracción, y contraatacó con otro hechizo de aire, Llama al Viento. Pero Shoan estaba preparada, e hizo un Contra-hechizo. Luego Shoan lanzó Estancamiento de la Tierra sobre karasu intentando desmontarle, pero este se sostuvo encima de su montura.

            Tras este intercambio de hechizos, Shoan empezó a lanzar Muro de Agua a un lugar alejado unos 15 metros de ellos. Karasu intentó detenerla con un rápido hechizo Descarga para asustar al caballo de Shoan, pero este hechizo no la detuvo. Karasu cayó de su caballo cuando este corrió directamente contra el Muro de Agua de Shoan.

            No hubo testigos del duelo. A lo largo de los años, Shoan entretuvo a menudo a sus huérfanos con el relato del duelo. Los que conocen la historia se asombran de la maestría de los hechizos de Shoan y la respetan por haber derrotado a una leyenda. Hasta el final de sus días, Shoan siempre habló humildemente de su victoria.

 

           

Iuchi Xien contra Asako Haruko

 

            Por mucho que los cortesanos Unicornio intentan adaptarse al resto de la corte, la mayoría de ellos no se pueden quitar de encima el estigma de pertenecer a un Clan “bárbaro”. La Escuela de Cortesanos Ide entrena a sus alumnos para que puedan sobreponerse a esta desventaja Es una realidad desafortunada aunque inevitable que un Unicornio en la corte debe trabajar el doble que todos los demás para ganarse el respeto debido. Ide Tadaji, héroe de los años posteriores al Segundo Día del Trueno, llegó a ese estatus solo a través de un largo e incansable servicio. Aunque su punto de vista era inequívocamente Unicornio, el resto de la Corte le respetaba por su sabiduría y sus incansables esfuerzos en pos de la paz.

            Iuchi Xien era un cortesano que creció durante la Guerra de los Clanes y fue uno de los mejores alumnos de Ide Tadaji. Al principio sabía muy poco del Imperio. Apenas podía hablar Alto Rokuganí, y no sabía nada de los personajes importantes de la corte. Afortunadamente, aprendía con rapidez y se tomaba muy en serio las lecciones cuando se las explicaban.

            Un año después del Segundo Día del Trueno, Iuchi Xien fue a la Corte de Invierno como uno de los representantes Unicornio. Debido a su nombre y a otros manierismos gaijin, Xien fue un fácil objetivo para ridiculizarle. Asako Haruko cometió el error de burlarse de Xien en su presencia, y Xien retó a la cortesana Fénix a un duelo. Haruko aceptó. Al haber sido retada, Haruko eligió el debate como método de satisfacción. Como cortesana bien versada en filosofía e historia (e hija de un Clan conocido por su devoción a las discusiones intelectuales), Haruko creía que fácilmente derrotaría al primitivo y bufón Unicornio.

            El juez eligió la naturaleza del Bushido como sujeto del debate. Haruko empezó su argumentación, confiando que Xien no podría responder a ninguno de sus puntos. Para su mayúscula sorpresa, Xien refutó toda su argumentación con la suya. Y aún pero, hizo algunas preguntas que ella no pudo responder. Era obvio para todos los presentes que Xien había ganado el duelo. Humillada, Haruko concedió el duelo a Xien antes de que el juez confirmase la decisión. Las ocultas habilidades oratorias de Xien impresionaron a toda la corte, y muchos se dieron cuenta que los Ide no eran simples e incultos representantes de esos gaijin. La victoria de Xien dejó claro a todos que el Unicornio no podía ser subestimado en ningún aspecto.